El viejo axioma periodístico dice que «no es noticia que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro». En otras palabras, lo inesperado es lo que capta nuestra atención. Y eso es precisamente lo que ocurrió con el gran espectáculo que organizó el municipio de La Quiaca.
Podría hablar sobre la multitud que se congregó para disfrutar del show, sobre la conexión entre los artistas y el público, o incluso sobre el frío recibimiento que tuvo el intendente quiaqueño cuando el cantante del grupo “Bonanza” intentó, sin éxito, arrancar un aplauso en su honor. Sin embargo, prefiero detenerme en un episodio que para muchos fue triste y hasta repudiable.
El cierre de la noche estaba reservado para el cuartetero Luck Ra. Todo estaba listo y el público, más que preparado. Pero lo que sucedió en ese momento dejó una mancha en la celebración. En un intento por evitar que un perrito robara protagonismo en su presentación, una persona que se encontraba arriba del escenario (técnico o seguridad), tomó una cuerda con la que sujeto al animalito y tiró con tanta fuerza que le provoco un momento de angustia innecesaria. El perrito, que probablemente solo buscaba cariño, terminó semi asfixiado y al borde de un ataque de pánico por el estrés de la situación.
La escena fue grotesca y generó indignación entre algunos presentes. Quizás en un intento por reparar el daño y salvar la situación, fue el propio Luck Ra, quien pidió a través del micrófono la ayuda de algún veterinario del público, quien efectivamente acudió al rescate.
Este hecho me recordó otros episodios de maltrato animal ocurridos en espectáculos públicos. ¿Quién no rememora aquel futbolista del club 20 de Julio que pateó a un perro en pleno partido? Ejemplos sobran.
Aun así, el show continuó y estuvo a la altura de los mejores del país, cerrando con brillo el 118° aniversario de la ciudad fronteriza de La Quiaca. Pero para algunos, lo que quedó en la memoria no fue el espectáculo, sino la desafortunada escena que lo empañó.