En La Quiaca , una ciudad con más de 20 mil habitantes , el transporte público enfrenta una crisis que ha dejado a los ciudadanos desprotegidos y expuestos a una situación insostenible. Aunque operan oficialmente 86 taxis y cerca de 28 remises , organizados en siete remiseras con cuatro unidades cada una, las paradas oficiales designadas por el municipio están prácticamente vacías. Lugares estratégicos como el Hospital “Dr. Jorge Uro” , la Ruta Provincial Nº 5 , el Mercado Central , Avenida Sarmiento o al final de Avda. Paraguay a la altura de la esc. 440 —que deben garantizar el acceso al transporte para la población— se han quedado sin unidades disponibles.
El abandono de las paradas oficiales
Desde hace algún tiempo, la mayoría de los taxis y remises habilitados han migrado hacia las márgenes del río internacional La Quiaca/Villazón , buscando captar pasajeros involucrados en el contrabando hormiga desde Bolivia. Este traslado responde a un cálculo económico evidente: el alto flujo de personas que cruzan la frontera por pasos no habilitados oficialmente genera mayores ingresos para los conductores. Sin embargo, esta decisión ha dejado desprovistas las paradas oficiales, generando enormes inconvenientes para quienes dependen de este servicio, especialmente en situaciones de emergencia.
La ausencia de controles municipales ha permitido que muchos conductores prioricen sus ganancias personales sobre el cumplimiento de las normativas vigentes. Además, los clientes denuncian que algunas remiseras ni siquiera cuentan con el servicio de llamadas telefónicas, ya que sus vehículos están ocupados levantando pasajeros en el río, donde también proliferan vehículos no habilitados que operan al margen de la ley.
Un problema que afecta a todos
La situación es particularmente crítica cuando se requiere un taxi en momentos urgentes. Las familias, los pacientes que necesitan traslado al hospital o los turistas que buscan movilizarse dentro de la ciudad se encuentran con paradas vacías y un sistema que parece haber perdido su propósito original. El taxi y el remis, los únicos medios de transporte público disponibles en La Quiaca, están fallando en su función principal: garantizar una movilidad accesible y confiable para todos.
Este escenario ha generado un sentimiento de frustración entre los ciudadanos, quienes exigen respuestas claras y efectivas por parte de las autoridades locales. Más allá de las críticas, también ha surgido un debate interesante sobre alternativas para resolver este problema estructural.
¿Es momento de abrir las puertas a UBER?
Ante la falta de soluciones por parte del municipio, ciertos sectores de la comunidad han comenzado a exigir la implementación de servicios como UBER en La Quiaca. Esta propuesta busca contrarrestar el desfasaje en el servicio actual y ofrecer una alternativa moderna y regulada que pueda competir con el monopolio de los taxis tradicionales.
Los defensores de esta idea argumentan que la llegada de plataformas digitales como UBER podría aumentar la oferta de transporte, mejorar la calidad del servicio y reducir los tiempos de espera. Además, permitiría regular mejor a los conductores mediante sistemas de calificación y geolocalización, algo que hoy brilla por su ausencia en el sistema informal de taxis.
Sin embargo, no todos están convencidos. Los opositores señalan que la introducción de UBER podría generar tensiones con los taxistas tradicionales, quienes ya enfrentan dificultades económicas. También advierten sobre la necesidad de infraestructura tecnológica adecuada y conectividad suficiente para que una plataforma como UBER funcione eficientemente en una ciudad de características tan particulares como La Quiaca.
Un llamado a la acción
Lo cierto es que la crisis del servicio de taxis en La Quiaca no puede seguir siendo ignorada. Más allá de debates ideológicos o intereses económicos, la prioridad debe ser garantizar que los ciudadanos tengan acceso a un transporte público confiable y seguro. Para ello, será fundamental que el municipio tome cartas en el asunto, reforzando los controles sobre las paradas oficiales y sancionando a quienes incumplan las normativas.
Al mismo tiempo, el debate sobre la llegada de UBER plantea una oportunidad para reflexionar sobre cómo modernizar el sistema de transporte en la ciudad. La tecnología puede ser una aliada poderosa, siempre y cuando se implemente de manera equitativa y respetuosa con las realidades locales.
En última instancia, el futuro del transporte en La Quiaca dependerá de la capacidad de las autoridades y la comunidad para encontrar soluciones creativas e inclusivas. Mientras tanto, los ciudadanos siguen esperando que alguien ponga fin a esta crisis que, aunque silenciosa, impacta directamente en su calidad de vida.